Vivimos en una época de cambios acelerados debido a las profundas transformaciones que nos brindan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esta era se ha tratado de identificar a través de variados términos, destacándose entre ellos el concepto de Sociedad del Conocimiento. En la Sociedad del Conocimiento “…el saber y el conocimiento son los parámetros que gobiernan y condicionan la estructura y composición de la sociedad actual y son, también, las mercancías e instrumentos determinantes del bienestar y progreso de los pueblos” (Mateo,2006, p. 2).
Una de las características principales de la Sociedad del Conocimiento es que el bienestar y la prosperidad están influenciados por el nivel y la calidad de los conocimientos de sus miembros. La Sociedad del Conocimiento es una sociedad de aprendizaje, pero no un aprendizaje que ocurre dentro de un tiempo determinado, sino un aprendizaje que se realiza a lo largo de toda la vida, ya que los saberes se generan con rapidez, y se renuevan constantemente. Falconi indica que “hoy en día, el conocimiento es el recurso más importante para cualquier organización que busca sostener una ventaja diferencial en el nuevo mercado de la economía” (2010, p. 14).
Ante esta nueva realidad las organizaciones buscan estrategias para desarrollar, promover y compartir conocimientos a partir del aprendizaje de sus miembros y de ellas mismas. Este concepto se conoce como la Gestión del Conocimiento, el cual se refiere no tanto a la creación de algo nuevo, sino a saber aprovechar los recursos de conocimientos existentes en una organización. Maragall señala que los miembros de una organización generalmente producen conocimientos que van mas allá de sus saberes individuales, y “por ello, las organizaciones que pretendan gestionar el conocimiento han de saber identificar, retener y estimular este tipo de saberes porque ellos son, en parte, la propia identidad de la corporación” (2002, p. 6).
Por otro lado, Falconi se refiere a este proceso como la Administración del Conocimiento, el cual se manifiesta en dos tipos de conocimiento dentro de una organización: el “saber que” o conocimiento explicito, el cual usa un sistema de símbolos y se transfiere a través de manuales, patentes y derechos reservados, y el “saber cómo”, o conocimiento tácito que se encuentra en las personas y se aprende mediante la imitación y la observación (2010). Carillo y Martínez (2002) denominan a estos bloques de conocimiento no codificado como prácticas de valor, las cuales proveen un aporte significativo a la organización. (citado por Falconi, 2010).
Un tercer concepto de gran valor para Falconi, es el término de comunidades en una organización. Explica que se pueden identificar diferentes tipos tales como: comunidades de propósito, comunidades virtuales, comunidades de aprendizaje, y comunidades de prácticas. Este último, quizás uno de los más importantes en la Administración del Conocimiento, se define como “un grupo de personas que comparten un interés en común, un conjunto de problemas o simplemente tienen la pasión de compartir un tema en particular y desean profundizar su conocimiento y experiencia a través de distintos procesos de interacción” (Wenger; McDermott; Zinder, 2002; citado en Falconi, 2010, p. 28).
Wenger indica que las comunidades de práctica son caracterizadas bajo 3 dimensiones, las cuales se interrelacionan e interactúan unas con las otras (1998, citado por Falconi, 2010):
• Empresa conjunta, que resulta de compartir objetivos y necesidades comunes.
• Compromiso mutuo, que lleva a los participantes a compartir y recibir conocimientos del grupo. • Repertorio compartido, que son los símbolos, conceptos y herramientas que se producen dentro de la comunidad como resultado de su existencia.
Las comunidades de practica proveen grandes beneficios a una organización, ya que sus miembros convierten sus conocimientos, o sus saberes individuales en conocimientos colectivos, los cuales contribuyen a la creación, acumulación y transferencia del conocimiento dentro de dicha organización. A través de las comunidades de práctica los conocimientos se administran y se comparten, y como resultado la organización se transforma, aprende y progresa.
Sin embargo, existen barreras y motivadores para la constitución de una comunidad de práctica o la participación de miembros. Ardichvili, Page y Wentling (2003, citados por Falconi), mencionan las siguientes barreras:
• Organización, administración y proceso de votación de la red.
• Preferencias sobre redes previamente creadas fuera de las comunidades de prácticas.
• Contenido de la información promovida dentro de la comunidad (autocensura).
• Dificultad para solucionar los problemas abordados por la comunidad.
Ardichvili, Page y Wentling (2003, citados por Falconi) señalan los siguientes aspectos que actúan como motivadores para que un participante se integre a la comunidad:
• Rápida integración de los nuevos miembros en la comunidad
• Disponibilidad de la información para todos los miembros de la comunidad.
• La comunidad virtual es vista como una enciclopedia accesible.
Falconi también describe algunas de las principales características que diferencian a una comunidad de práctica de otros tipos de agrupaciones tales como los equipos, grupos o redes. Por ejemplo, diferencias notables entre equipo y comunidad serían que la constitución del equipo, la autoridad que lo regula y los procesos y trabajos de que se ocupa provienen de personas ajenas al mismo; mientras que una comunidad se autodirige tanto en sus normas, como en los objetivos que persigue; dicha autodirección surge de la interacción entre los miembros de la misma.
Por último, el autor indica que la comunicación en las organizaciones de hoy en día es un aspecto sumamente importante, ya que “…tiene la función de generar y sostener el valor del ofrecimiento en los públicos. Transformar datos aislados en un concepto que permita generar confianza en las relaciones con los diferentes públicos en la organización” (Manucci, 2004, citado por Falconi, 2010, p. 40).
Referencias
López Falconi, J. E. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Maragall, E. (2002). Las comunidades de práctica como experiencia formativa para la mejora de las administraciones públicas. VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002. Recuperado febrero 24 de 2010 y disponible en: http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/CLAD/clad0043914.pdf
Mateo, J. (2006). Sociedad del Conocimiento. Arbor, 182(718): 145-151 doi: 10.3989/arbor.2006.i718.18. Recuperado febrero 23 de 2010 y disponible en: http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/18/18
Una de las características principales de la Sociedad del Conocimiento es que el bienestar y la prosperidad están influenciados por el nivel y la calidad de los conocimientos de sus miembros. La Sociedad del Conocimiento es una sociedad de aprendizaje, pero no un aprendizaje que ocurre dentro de un tiempo determinado, sino un aprendizaje que se realiza a lo largo de toda la vida, ya que los saberes se generan con rapidez, y se renuevan constantemente. Falconi indica que “hoy en día, el conocimiento es el recurso más importante para cualquier organización que busca sostener una ventaja diferencial en el nuevo mercado de la economía” (2010, p. 14).
Ante esta nueva realidad las organizaciones buscan estrategias para desarrollar, promover y compartir conocimientos a partir del aprendizaje de sus miembros y de ellas mismas. Este concepto se conoce como la Gestión del Conocimiento, el cual se refiere no tanto a la creación de algo nuevo, sino a saber aprovechar los recursos de conocimientos existentes en una organización. Maragall señala que los miembros de una organización generalmente producen conocimientos que van mas allá de sus saberes individuales, y “por ello, las organizaciones que pretendan gestionar el conocimiento han de saber identificar, retener y estimular este tipo de saberes porque ellos son, en parte, la propia identidad de la corporación” (2002, p. 6).
Por otro lado, Falconi se refiere a este proceso como la Administración del Conocimiento, el cual se manifiesta en dos tipos de conocimiento dentro de una organización: el “saber que” o conocimiento explicito, el cual usa un sistema de símbolos y se transfiere a través de manuales, patentes y derechos reservados, y el “saber cómo”, o conocimiento tácito que se encuentra en las personas y se aprende mediante la imitación y la observación (2010). Carillo y Martínez (2002) denominan a estos bloques de conocimiento no codificado como prácticas de valor, las cuales proveen un aporte significativo a la organización. (citado por Falconi, 2010).
Un tercer concepto de gran valor para Falconi, es el término de comunidades en una organización. Explica que se pueden identificar diferentes tipos tales como: comunidades de propósito, comunidades virtuales, comunidades de aprendizaje, y comunidades de prácticas. Este último, quizás uno de los más importantes en la Administración del Conocimiento, se define como “un grupo de personas que comparten un interés en común, un conjunto de problemas o simplemente tienen la pasión de compartir un tema en particular y desean profundizar su conocimiento y experiencia a través de distintos procesos de interacción” (Wenger; McDermott; Zinder, 2002; citado en Falconi, 2010, p. 28).
Wenger indica que las comunidades de práctica son caracterizadas bajo 3 dimensiones, las cuales se interrelacionan e interactúan unas con las otras (1998, citado por Falconi, 2010):
• Empresa conjunta, que resulta de compartir objetivos y necesidades comunes.
• Compromiso mutuo, que lleva a los participantes a compartir y recibir conocimientos del grupo. • Repertorio compartido, que son los símbolos, conceptos y herramientas que se producen dentro de la comunidad como resultado de su existencia.
Las comunidades de practica proveen grandes beneficios a una organización, ya que sus miembros convierten sus conocimientos, o sus saberes individuales en conocimientos colectivos, los cuales contribuyen a la creación, acumulación y transferencia del conocimiento dentro de dicha organización. A través de las comunidades de práctica los conocimientos se administran y se comparten, y como resultado la organización se transforma, aprende y progresa.
Sin embargo, existen barreras y motivadores para la constitución de una comunidad de práctica o la participación de miembros. Ardichvili, Page y Wentling (2003, citados por Falconi), mencionan las siguientes barreras:
• Organización, administración y proceso de votación de la red.
• Preferencias sobre redes previamente creadas fuera de las comunidades de prácticas.
• Contenido de la información promovida dentro de la comunidad (autocensura).
• Dificultad para solucionar los problemas abordados por la comunidad.
Ardichvili, Page y Wentling (2003, citados por Falconi) señalan los siguientes aspectos que actúan como motivadores para que un participante se integre a la comunidad:
• Rápida integración de los nuevos miembros en la comunidad
• Disponibilidad de la información para todos los miembros de la comunidad.
• La comunidad virtual es vista como una enciclopedia accesible.
Falconi también describe algunas de las principales características que diferencian a una comunidad de práctica de otros tipos de agrupaciones tales como los equipos, grupos o redes. Por ejemplo, diferencias notables entre equipo y comunidad serían que la constitución del equipo, la autoridad que lo regula y los procesos y trabajos de que se ocupa provienen de personas ajenas al mismo; mientras que una comunidad se autodirige tanto en sus normas, como en los objetivos que persigue; dicha autodirección surge de la interacción entre los miembros de la misma.
Por último, el autor indica que la comunicación en las organizaciones de hoy en día es un aspecto sumamente importante, ya que “…tiene la función de generar y sostener el valor del ofrecimiento en los públicos. Transformar datos aislados en un concepto que permita generar confianza en las relaciones con los diferentes públicos en la organización” (Manucci, 2004, citado por Falconi, 2010, p. 40).
Referencias
López Falconi, J. E. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez (Comp.). Tecnología educativa y redes de aprendizaje de colaboración. Distrito Federal, México: Trillas.
Maragall, E. (2002). Las comunidades de práctica como experiencia formativa para la mejora de las administraciones públicas. VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002. Recuperado febrero 24 de 2010 y disponible en: http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/CLAD/clad0043914.pdf
Mateo, J. (2006). Sociedad del Conocimiento. Arbor, 182(718): 145-151 doi: 10.3989/arbor.2006.i718.18. Recuperado febrero 23 de 2010 y disponible en: http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/18/18
Hola Lolis,
ResponderEliminarMe da mucho gusto poder comentar sobre tu excelente trabajo. Tus comentarios sobre Falconi y la administración del conocimiento no shace reflexionar en la importancia de crear una comunidad del conocimiento para compartir experiencias en distintos tipos de interacción.
¡Gracias por tus aportaciones!
Sylvia Lozano
Hola Lolita:
ResponderEliminarEs un gusto saludarte por esta vía, estoy revisando tu blog y me dio mucho gusto que hayas colocado el video del Facebook, esto nos ayuda mucho para nuestra siguiente actividad como equipo.
Bueno mi comentario a tu aportación que haces respecto a Falconi, sobre las comunidades de prácticas de valor, es coincidente ver que los miembros de la organización de esa comunidad son individuos que se ayudan mutuamente; que crean, motivan y transfieren el conocimiento, fomentan la efectividad, utilizan las dos formas de conocimiento, tal y como mencionas, el explícito (que se convierte en académico) y tácito (que se convierte en práctico). Yo creo que estas comunidades son ideales y que de verdad espero que las comunidades de gobierno puedan algún día comportarse como una comunidad de práctica de valor, por que en ella hay servicio y competitividad.
Bueno, compañera, me despido, nos vemos en el chat, bye!
Mariana
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ResponderEliminarMe parece muy interesante el tema tratado en este espacio, podemos adquirir los conocimientos compartiendo, las estrategias que sabemos para la adquisición de saberes en beneficio personal y de la sociedad.
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